MI HISTORIA

Mi nombre es Lola Fernández Teba, permíteme que te explique “el por qué” he decidido crear esta página WEB, producto del trabajo de tanto tiempo, gracias a la ayuda de mi amigo Anto, y el “por qué” de mi vocación.

Comencé a practicar Hatha Yoga en el año 2005 porque un gran amigo, Sebastián, me lo recomendó. Pensé que aquello no era para mí, pero al asistir a la primera clase, experimenté una sensación de tranquilidad que me hizo conectar conmigo de forma inesperada.
Por ello decidí continuar con las clases y con el tiempo comenzaron los cambios en mí, a nivel físico y a nivel interno. Y causalmente, mi entorno, poco a poco también comenzó a cambiar.

En aquel entonces, trabaja en una entidad bancaria, mi vida era muy acelerada, mi nivel de consciencia se movía entre la importancia por el materialismo, la imagen, el control en todo y la ambición de conseguir más por el simple hecho de conseguir más.

Vivía de forma mecánica y el ego que habitaba en mí era grande. Quería profundizar en este mundo que acababa de descubrir, así que comencé a estudiar, asistí a formaciones, a retiros de yoga, leía, investigaba… Mis conocimientos crecían, mi condición física mejoraba y mi ego aumentaba cultivando un gran afán de querer ser la mejor.

El Yoga se convirtió en una competición para mí misma y hacia los demás, necesitaba ser “la mejor” en realizar cada postura y me perdí en un falso sentido espiritual tratando de ser una gran YOGUI desde la mente y la parte física.

Eso era para mí el Yoga.

El 23 de septiembre de 2016, algo ocurrió, y ese algo cambió mi vida por completo. Me encontraba en un acantilado frente al mar, de considerable altura, y las personas que estaban por allí saltaban al agua sin miedo, pensé …. yo también puedo hacerlo, (no podía ser menos).

Justo en el momento antes de saltar, mi cuerpo se paralizaba ante la altura desmesurada, el latido del corazón se disparaba y una parte de mi me decía que aquello era un suicidio. Pero la voz del ego fue más fuerte, siempre lo era. Y dejé de sentirme para escuchar a mi mente una vez más, entonces salté.

Mientras caía mi cuerpo se aflojaba por el miedo y no pude mantener la tensión para entrar en el agua recta y de pie… la caída fue fatal. Se produjo el impacto como un efecto acordeón en mi columna y sentí como se rompía desde el centro hacia los extremos. Debajo del agua sin aire, sin poder moverme, sentía que perdía el conocimiento, y en ese momento creí que mi vida acababa ahí. Me despedí de este mundo. En ese momento sólo pensaba que no era justo, aún me quedaban tantas cosas por hacer….

Desde que me sacaron del agua hasta llegar al hospital, realizar pruebas, etc. Pasaron muchas horas, y mis piernas no se movían, el dolor que sentía me hizo desmayar en varias ocasiones, y mis piernas seguían sin moverse, no las sentía. Prefería haber muerto bajo el agua a estar el resto de mi vida postrada en una cama o en una silla de ruedas. Así funciona la mente.

Entendí lo frágiles que somos, nos creemos invencibles, y en realidad basta un segundo para todo en tu vida termine…o cambie para siempre.

Tras la operación los médicos me preguntaron que deporte practicaba, pues tenía la musculatura interna de la espalda tan fuerte que evitó daños mayores.

“Yoga” Les contesté.

La práctica de yoga me salvó de tener una lesión medular.

Después vino la recuperación, días y meses, llenos de dolor y de pensamientos negativos, en una cama, sin apenas poder moverme, sabiendo que mi cuerpo jamás sería el mismo.

Fue entonces cuando comienza mi transformación, en mi lucha por recuperar la movilidad, cambió mi forma de ver la vida, mi forma de entender quién soy.

Fue ahí donde comienza realmente mi camino en el Yoga. Mi Despertar.

Pasé de poder hacer cualquier cosa que me propusiera a no poder moverme de la cama ni para ir al baño. Entendí el significado de la paciencia, la aceptación, la humildad, la constancia y la voluntad para avanzar a pasos minúsculos.

Me prometí que si conseguía recuperarme sería profesora de yoga para transmitir todo lo que la vida me estaba enseñando.

Durante los dos años intensos de recuperación, apareció el instrumento Hand Pan, de la mano de Noblet, desarrollándose en mí una percepción por la vibración y el sonido que me ayudó enormemente en aquella etapa tan dura. Y comencé a componer mis primeras melodías y a desarrollar la creatividad en la música, otra forma de expresión en mí.

La Psicokinesiología, también llega a mi vida para ayudarme a entender patrones aprendidos, para ayudarme a entender quién soy realmente y quién no. Por ello, también la estudié.

Cuando volví a la entidad bancaria en la que trabajaba, tras un largo periodo de baja laboral, ya no era la misma, no le encontraba sentido permanecer en ese lugar, ya no me reconocía allí. Por ese motivo decidí dejar ese trabajo.

Ahora vivo y siento el Yoga de otra manera, es por ello que me dedico a la Música, la Psicokinesiología y al Yoga.

Actualmente vivo con dolor y con lesiones permanentes causados por el accidente, que me recuerdan y me enseñan cada día a trabajar, aceptar y avanzar con consciencia.

Si he tenido la posibilidad de tener una segunda oportunidad, quiero vivir una vida llena de sentido, es por este motivo que quiero compartir lo que he aprendido en uno de los períodos más importantes de mi vida.

“Si El Yoga me ha ayudado y enseñado a superar tantas dificultades, necesito transmitir lo que he aprendido y continúo aprendiendo”.

Me gustaría aportar en la vida de los demás, me gustaría ayudar a descubrir nuevos caminos, me gustaría ayudar a mejorar, si puedo, tu calidad de vida.

Gracias por leer mi historia.